Una nueva historia de N. dedicada a Toni y Ana R. Vivo, por razones obvias (si lees sus comentarios, de hecho la incluyo como entrada porque soy incapaz de que salga como comentario):
Se encontraba N. paseando por el río con su barca. Le acompañaban sus dos mujeres, su perro y su escopeta de caza. N. transportaba en aquella barca todo lo que más apreciaba. Sus mujeres, con las que compartían el día a día y su perro de caza que, junto con la cuidada escopeta eran sus amigos de incasables correrías por el bosque, subiendo y bajando colinas y acechando las piezas más variadas. En mitad del lago la barca comenzó a hacer agua por un pequeño agujero del fondo. Pronto todos sus ocupantes se dieron cuenta. Pensaron, cada uno para sí, que sólo aligerando peso serían capaces de llegar a la orilla, pero ninguno sabía nadar. N. se debatía entre las diferentes opciones ¿a quién salvar? ¿a quién sacrificar en aras del bien común? ¿abandonaría él mismo la barca? N. pensó lo importante que eran sus mujeres, pero al fin y al cabo tenía dos, y había muchas más en la aldea, sin embargo su perro seguro que habría dado la vida por él en cualquier circunstancia y esto pesaba en su decisión de salvarlo ¡que importante había sido en su vida ese perro de caza! Pasados unos momentos de incertidumbre y ante los ojos atónitos de los presentes, el perro tomó la escopeta y apuntó a los tres concubinos indicándoles con un gesto (todo el mundo sabe que los perros no hablan) que se tiraran por la borda. Una vez sólo en la barca, harto de las caminatas e idas y venidas a por piezas muertas sintió una tremenda liberación y comenzó a alejarse hacia la seguridad de la orilla mientras su amo y sus esposas se hundían lentamente en las aguas. N. en estos trascendentales instantes, pensó cuan decisorio había sido su perro, no sólo en su vida sino también en su muerte, aunque realmente su último pensamiento fue: ¿Por qué lo llamaría Joputa?
Muy bueno lo de que los perros no hablan.
ResponderEliminarUyyyy a Ana le va a encantar. BEsotessssss
ResponderEliminarOYEEEE!!! Me Puedes Prestar Dinero....Es Que Necesito Llamar Al Cielo, Hablar Con Dios Y Darle Las Gracias Por Haberte Traido A Mi Vida. ***Te Quiero Demasiado***
ResponderEliminarAbrí mi Corazón.
Hablé de nostalgia,
arrullé sueños
Desperté recuerdos
Creí en el bien,
Y finalmente,agradecí a Dios.
Y cuando me di cuenta,
¡Estaba rodeada de Amig@s!.
¡Había conquistado la amistad
¡TÚ AMISTAD!
MI DESEO PARA TI, ES QUE EN ESTE DÍA
LO PASES LLENO DE,
HERMOSAS BENDICIONES Y MUCHA ALEGRÍA
TE DEJO TODO MI CARIÑO CON TODO MI CORAZÓN...
No olvides pasar por mi blog a retirar unos premios que quiero compartir con vos!!!
San♥
Quería iniciar el comentario diciendo que a mí los huevos fritos me gustan con las puntillas doradas...(por seguir el hilo argumental como mi predecesora)...para continuar riéndome al igual que Joputa.
ResponderEliminarAinsss!
Si es que cierro los ojos, y lo veo cocinando en la orilla mientras se quita las botas camperas (todo el mundo sabe que a los perros no les gustan las zapatillas de deporte)...¡este chucho!.
Salu2
Claro que te puedo prestar dinero Reina de Camelot. De hecho mi apodo en el pueblo es "El Manco", y todos me piden dinero: Manco déjame veinte duros, Manco déjame mil pesetas, Manco déjame ... Bueno el caso es que ya me llaman el Manco Español de Crédito.
ResponderEliminarQué grande eres Pitt.
ResponderEliminar¿Dónde estás Pepe? Se te hecha de menos :P
ResponderEliminaraggg!!! qué falta, sorry
ResponderEliminar¡¡¡Bendito corrector ortográfico!!! :P ;)
ResponderEliminarVaya pregunta trascendental que se hace el dueño del perro mientras se está ahogando... no, si en el último momento todos terminamos arrepintiéndonos de nuestros actos, véase el ejemplo...jajajajajaja
ResponderEliminarQuien no acepta el arrepentimiento no acepta la vida, decía Henry F. Amiel. Pero con los nombres de los animales hay que tener especial cuidado, y como ejemplo, Chus, la siguiente historia:
ResponderEliminarPoco después de casarme una amiga me regaló una gata siamesa. Le pusimos Marilyn, sin pensar que los nombres tienen un peso simbólico. Una noche de jueves, la gata de meses, saltó con la intención de pararse en el filo de la ventana. Por más gata que era, calculó mal. Y siguió de largo. Cayó de una altura de dos pisos, golpeando el suelo con la cabeza. Cuando la rescaté sangrada por los ojos.
El veterinario hizo lo que pudo. Le conectó una vía de suero y me recomendó que no alentase muchas esperanzas.
Vaya Pitt.. para los que tenemos animales es duro de oír...
ResponderEliminarMi gata se llama Nut, y efectivamente se comporta como si fuera una diosa, pero el chucho se llama Tritón y... bueno, ¡el agua no le gusta ni ver!
Guerrero, todo es ficción. Ya sé que, a veces, nos alarma saber que todo es cuento, que toda imagen nos propone una historia, que nosotros mismos somos palabras en un rastro escrito que a su vez nos narra. Pero lo veo así.
ResponderEliminar