Después de una entrada tan destemplada como la anterior (nadie lo ha escrito pero alguien puede pensar que es desafortunada), decir que me reí con ese texto a mandíbula batiente y quise compartirlo con todos vosotros (extractado, era más largo), pero me viene bien para decir que no pretendo divertir a todo el mundo por igual, ni contentarlo, ni siquiera que esté un poco de acuerdo con las entradas que yo firmo, faltaría más, incluso sería sospechoso, y vanidoso por mi parte. Es muy raro coincidir en los gustos, ya hablaremos otro día de Simmel y sus "seres de diferenciación" que somos, pero lo que haré por encima de todo será sentirme libre en lo que edite. Valga todo esto como excusa para deleitarnos, ahora sí, con estos versos de Miguel Hernández que, como un bálsamo, actúan sobre mi conciencia:
Antes del odio
No, no hay cárcel para el hombre.
No podrán atarme, no.
Este mundo de cadenas
me es pequeño y exterior.
¿Quién encierra una sonrisa?
¿Quién amuralla una voz?
Es precioso lo de ¿quién encierra una sonrisa?
ResponderEliminar..quién,yo no,soy libre,soy blogger!!
ResponderEliminarUno de los mejores poetas, si no hubiera sido español sería bastante mas conocido.
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