Después de la entrada de “Todo es mentira” algún bienintencionado puede caer en la tentación de ir con la verdad por delante, será su decisión pero conviene que lea la siguiente historia:
Cuando Alejandro Magno empezó la campaña que habría de llevarle hasta la India se llevó consigo al filósofo Calisteno, discípulo del genial Aristóteles. Su maestro le enseñó todos los ardides cortesanos pero Calisteno pensaba que, por su sapiencia como filósofo, podría decir siempre la verdad ya que opinaba que el genial caudillo apreciaría más el conocimiento puro del brillante mundo de las ideas que los modos y maneras cortesanas. Fue un error fatal. Demasiadas veces expresó sin rodeos ni florituras a Alejandro lo que pensaba, hasta que en una de sus campañas, harto de oír lo que no quería escuchar, éste ordenó que se le ejecutara.
Igual el discípulo de Aristóteles se durmió en la clase que trataba sobre la prudencia.
ResponderEliminarMi abuela siempre me decía un refrán que ahora no recuerdo bien, era algo así: "En esta vida ni todo se puede callar pero tampoco todo se puede decir".
Un beso
A veces se puede o se debe ocultar la verdad, eso no quiere decir necesariamente que se mienta. Otras, es necesaria una mentira piadosa.
ResponderEliminarSoy más partidario de pensar lo que se dice que de decir lo que se piensa. Sin embargo, pensar lo que se dice, no implica no decir lo que se piensa, lo que si que es prudente y entiendo que necesario, elegir una forma de decirlo que hiera las menos susceptibilidades posibles. Hay que ser lo más civilizado que se pueda, cuando te dejen serlo.
ResponderEliminarPienso que a demasiada gente le pierden las formas. No se si es por que se creen en posesión de algún tipo de verdad absoluta que no precisa de ningún respeto por los demás, por una absoluta falta de empatía que les impide ponerse en el lugar del interlocutor o incluso en la suya propia si alguien les dijese lo mismo, pero sí, hay mucha gente que elige la peor forma de manifestar su parecer, lo cual les aboca inevitablemente al conflicto. Si la conducta es repetitiva, se encuentran con un auditorio con una predisposición negativa a sus opiniones, por fundadas que puedan estar, ya que las formas los descalifican y desacreditan. Y es que el otro, merece respeto.
Ya lo decía mi abuelo Aníbal: di verdades y perderás amistades...
ResponderEliminarMontaigne decía más o menos que la misma acción en distinto lugar o circunstancia produce resultados opuestos. Lo que Alejandro consideró digno de matar otro lo hubiese aplaudido. A Calisteno le sobraba filosofía pero le faltaba empatía. Si hubiese medido mejor al conquistador hubiese podido filosofar más tiempo.
ResponderEliminarYo lo que creo es que existen poco individuos dispuestos a escuchar la verdad desnuda, está claro que Magno era uno de ellos. Y cito otra frase, "bebemos de un trago la mentira que nos adula y sorbo a sorbo la verdad que nos amarga".
ResponderEliminarLa pena es que, hoy en día, los políticos prefieren rodearse de "aplaudidores" que de consejeros honrados con las consecuencias que podemos ver.
ResponderEliminarTodo el mundo solicita la verdad, pero luego son pocos los que quieren escucharla. A menudo la verdad que solicitamos es la que nosotros queremos creer.
ResponderEliminarEstoy con Pepe en que lo realmente importante es saber encontrar la manera de decir lo que piensas sin ser brusco ni hiriente.
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ResponderEliminarPerdona, mi navegador me triplica los comentarios de vez en cuando....
ResponderEliminar..pues disculpen..pero yo no soporto las mentiras y menos cuando son para adularme!!
ResponderEliminarde esas si que huyo.!!! y por acá se ven amenudo!!esas mentiras que adulan van de la mano de la hipocresía!! yo,prefiero un sincero al lado ,antes que veinte hipocritas y/o aduladores...
besines!