La muerte no se entiende porque la vida es lo único que tenemos, no existe otra propiedad en la naturaleza de lo que somos, y tampoco la vida se entiende, pero se tiene y se siente, al menos como el misterioso fluido que cada mañana nos hace abrir los ojos.
No obstante, la mejor herencia que nos legó el padre Adán fue la muerte, el descanso eterno. Tengamos en cuenta que como el hombre fue hecho el último día de la Creación, cuando Dios ya estaba cansado de tanto crear ("y el séptimo descansó"), pues por eso salió tan mal. El hombre fue una chapuza divina de un fin se semana.
De niños nos creemos inmortales. A medida que crecemos notamos que la muerte se nos acerca por la espalda. Una muerte que no se mueve, que seguramente no exista como tal, pero que en un momento dado nos desata los zapatos. Yo odio que se me desaten los zapatos, oiga.
ResponderEliminarEs eso, no? Una verdadera chapuza divina.
Somos el resultado de un polvo rápido y mal echado, al menos la inmensa mayoría de nosotros.
ResponderEliminarYo no, a mi me buscaron arduamente, pero entiendo a lo que se refieren.
ResponderEliminarEstamos vivos, vivamos. Tempus fugit...
Menos mal que Dios no existe, ya me quedo más tranquila...
ResponderEliminarYa han terminado las vacaciones del misántropo, vuelve por sus fueros. Pero es que la chapuza es tan gorda que si existiera Dios habría que pleitearle.
ResponderEliminarPara entender algo tendriamos que sentarnos en la luna y vernos en perspectiva.
ResponderEliminarNada de lo que pensemos tiene relevancia. Somos lo que somos...una evolución (algunos dirán que una involución), y una carnivoras máquinas de supervivencia...
Sin más meta que el interrogativo polvo de una pequeña urna funeraria.
Si por algo llegamos a esta etapa llorando...sin recordar el por qué.
Salu2
Si la vida fuera eterna todavía la desaprovecharíamos mas, pero teniendo en cuenta que tras la vida no hay nada es normal que no se quiera entender.
ResponderEliminar"La vida es un caos entre dos silencios".
ResponderEliminarSamuel Becket