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miércoles, 26 de octubre de 2011

El cortesano de Castiglione

Cuando se me olvida la época en que vivimos viene Pepe Deapié y me suelta una entrada para devolverme a la realidad económica y social. Viene y me recuerda el mal arreglo que tiene. También todos ustedes con sus comentarios. Y no les falta razón. Y es ahora cuando algunas estrategias cobran más valor. No precisamente estrategias positivas.
En una época como la actual (crisis de fundamentos, crisis de principios, crisis de valores; en una palabra: crisis de sentido), las estrategias del fingimiento resurgen con fuerza.
Mire donde se mire, sea al mundo de las relaciones laborales, sea al mundo de las relaciones afectivas, sea al mundo de las relaciones familiares, al sujeto contemporáneo lo acecha una evidencia que no necesita explecitarse, pero que podría resumirse más o menos así: olvidados el mérito, la excelencia y la ética, la supervivencia en sociedad depende de la capacidad para flirtear con la mentira y sus símbolos. No triunfan los más inteligentes o los más fuertes, sino los más sagaces y maquiavélicos. Los tiempos del cortesano de Castiglione han vuelto. Viva el cálculo. Viva el sigilo. Viva la estrategia.

9 comentarios:

  1. Pues entonces lo tengo claro, bancarrota generalizada!

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  2. Te leo, imagino vuestra conversación y es como si la cosa no fuera conmigo. Si mi supervivencia depende de la Estrategia, soy carne de cañón.

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  3. Y viva el azar, también. Tiene un papel importante.

    En fin, siempre nos quedará París.

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  4. Buen comportamiento y administrar la sutil teoría del amor. Copiones, mirones y "espabilados" pululan como ratas en cloaca por internet. Enseñanzas equivocadas e iconos nefastos creados al amparo de lo que mas vende forman parte del aculturación de hoy, equivocada, pero viva y creciente. Quizás leyendo blogs como el tuyo podamos creer que aun hay esperanza. Siento haberme extendido tanto ..... BN

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  5. Corrección: de la cultura de hoy y no del aculturación de hoy.

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  6. Esperemos que no sea así, yo no desisto de ser una grandísima gilipollas (por lo menos duermo tranquila)
    Besos de buenas noches.

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  7. Estimado Enrique, creo que el elogio es excesivo, no siempre está la verdad donde solo habla el afecto. Aún así quedo humanamente agradecido.

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  8. Para ser maquiavélico y hacerlo bien se necesita inteligencia. El caso es que no sé contra quién usar la estrategia y el sigilo. Creo que me falta sagacidad e intenciones claras.

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  9. Siempre ha sido así, no gana el más fuerte, ni siquiera el más listo, gana el más sinvergüenza.

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