Hoy, he leído en el diario El País, un artículo titulado "El último recurso de la dignidad robada", del cual extracto un par de párrafos bastante significativos:
- En este clima de quiebra total del contrato social entre el Gobierno y los gobernados, a los ciudadanos les resulta fácil decir que la justicia requiere desobediencia fiscal y civil.
- Este movimiento no comienza como algo político. El no voy a pagar es sobre todo el resultado de una triste y simple incapacidad para hacer frente al desembolso de más tasas.
La situación es, cuando menos, preocupante. Mejor protestar antes de que pasen este tipo de cosas, que después cuando ya han pasado. Hay que vigilar cuánto y en qué se gasta el dinero el Gobierno. Cuando las barbas del vecino veas pelar, ...
Preocupante lo es aunque nos lo tomemos como si pasara en las antípodas. Bares, botellón, cenas de menú 6€, disco, , todo a tope, es decir, practicando la tesis doctoral alicantina por excelencia y con perdón, del "Folleu, Folleu que el mon s'acaba". Nada que criticar, pero la cosa es muy grave y nadie parece que nos lo sepa hacer asumir, ni aquí, ni en Grecia, claro, pero lo de allí bien debiera servirnos para ello.
ResponderEliminarBN
Si no pagas te embargan y si pagas tu dinero se lo gastan en pagarle a los banqueros en lugar de proporcionarte servicios, pocas alternativas tenemos.
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