Savater sobre Cioran y los toros... De todos los países de Europa, el predilecto de Cioran, su obsesión, su límite y su infierno, era España. Leyéndolo, él, hace necesario que un país como España exista. En mística y en blasfemias, en fanatismo, en este sentido trágico de la vida, sangre, ímpetu y desesperanza, en azar y fatalismo, tienen las raíces más largas y más profundas que cualquier otro país: han llevado a su límite la experiencia de vivir, han transgredido todos los límites, todo es excesivo. Lo que mejor podría definir todo esto son los toros, impensables fuera de España, ellos son en sí este sentido trágico, fatalista, fanatismo religioso, sangre, muerte. No se puede entender España si no se entienden los toros.
Cada país tiene su idiosincrasia, en otros son las matanzas de Texas o el odio enquistado y, en vez de toros, asar caracoles entre pavosoros chillidos y llantos de los moluscos, al fin, sangre y muerte por doquier. Cioran, gran pensador que me encandila. Saludos.
Savater sobre Cioran y los toros... De todos los países de Europa, el predilecto de Cioran, su obsesión, su límite y su infierno, era España. Leyéndolo, él, hace necesario que un país como España exista. En mística y en blasfemias, en fanatismo, en este sentido trágico de la vida, sangre, ímpetu y desesperanza, en azar y fatalismo, tienen las raíces más largas y más profundas que cualquier otro país: han llevado a su límite la experiencia de vivir, han transgredido todos los límites, todo es excesivo. Lo que mejor podría definir todo esto son los toros, impensables fuera de España, ellos son en sí este sentido trágico, fatalista, fanatismo religioso, sangre, muerte. No se puede entender España si no se entienden los toros.
ResponderEliminarSaludos.
Cada país tiene su idiosincrasia, en otros son las matanzas de Texas o el odio enquistado y, en vez de toros, asar caracoles entre pavosoros chillidos y llantos de los moluscos, al fin, sangre y muerte por doquier. Cioran, gran pensador que me encandila.
ResponderEliminarSaludos.