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jueves, 10 de agosto de 2023

Diego Urdiales. Se sincera en un artículo de Javier Fernández


Diego Urdiales: ‘Torear con naturalidad y poder mandar sin pensar es el objetivo que me hace feliz en el toreo’

El diestro de La Rioja se sincera después de su importante faena en Azpeitia a un toro de Ana Romero

Tiene la naturalidad el don de ir de la mano de la naturaleza. Lo más puro en la vida. Palabras que guardan relación con el léxico del toreo, uno de los más ricos que, desgraciadamente, anda sin rumbo con nuevas apariciones. De la naturalidad en la Tauromaquia aparecen las dimensiones más fuertes del toreo. Todas las faenas importantes que se recuerdan por parte de los aficionados guardan esa virtud. Al igual, que existen toreros cuyo concepto no requiere de un toro preciso en una plaza de categoría determinada para cotizar al alza en la temporada. Son aquellas faenas de una personalidad especial, que, con muchas proporciones, siempre suelen venir de la mano de lo más puro: la naturalidad. Por ejemplo, la de Diego Urdiales en Azpeitia con un toro de Ana Romero.

‘Tener naturalidad y poder mandar en las embestidas de los toros es una de las cosas más difíciles que un torero puede conseguir’, asegura Diego Urdiales. ‘Al final es indiscutible que cada uno pone o siente el toreo a su forma, pero dentro de ese acento que es inimitable, la búsqueda de todos creo que es común: torear con la mayor profundidad y largura, pero, siempre, bajo la bandera de la naturalidad. Creo que el conjunto de todo eso es lo que un torero sueña’, asegura el matador de toros riojano.

Habla Diego Urdiales después de cuajar una gran faena a un toro de Ana Romero en Azpeitia. Un trasteo que destacó en el toreo al natural y que ha contado con el reconocimiento de todos los aficionados y profesionales. ‘No soy un torero afortunado en los sorteos, pero sí en todo lo que he conseguido: el llegar a ser el torero que he querido ser. Sí que he sentido esa espera y paciencia de los aficionados y de los compañeros. Para mí, eso es un orgullo, además, de la forma en la que me transmiten las cosas cuando pasa algo así’, sostiene.

Toca entrar en batalla y recordar las sensaciones de una faena en la que un toro, al fin, le permitió hacer las cosas como Diego Urdiales quiere y siente. ‘Fue un toro agradecido, porque, en una parte de la faena, tuve que buscar esas embestidas, para poder interpretar mi toreo. Después, todo fue fluyendo y me dejé llevar, hasta poder llegar a ese momento en el que la parte sentimental, del interior, se impone a todo lo demás’, afirma Urdiales.

‘No cabe duda que tiene que salir un toro que te alimente el alma. Sobre todo, a estas alturas, para crear una tranquilidad y una paz interior. Al final, pone un poco todo en su sitio’

Un toro para cuajar una faena y volver a poner el nombre de Urdiales en la palestra. ‘Es verdad que cuando los toros no te embisten no es fácil, porque el día a día se hace muy duro. Más que nada, por la afición, pues la gente siempre tiene ganas de vivir momentos únicos. Ese sentir algo por dentro de todo el cuerpo’.

‘Siempre he dicho, y es lo que me ha traído hasta aquí, que mi motor es la ilusión. Cuando uno va al campo o torea de salón hay una fuerza interior que te impulsa a seguir. No hay que caer en la desesperación y saber que, cuando un toro te ayude, vas a ser capaz de poder sacar eso que tienes adentro guardado y vas a poder llegar a cuajar una faena, como las que afortunadamente he cuajado en muchas temporadas’, sostiene.

‘También, porque no es lo mismo cuando uno empieza o no tiene su forma de torear interiormente consolidada. Todo eso hace que uno dude más, porque puede que salga el toro y la cabeza te juegue una mala pasada. Pero, ahora mismo, estoy en un momento en el que todo el mundo sabe la clase de torero que soy’, asegura Urdiales. 

Todo en la vida de Urdiales se resume en ser torero. Más allá de los ruedos. Hablar de toros con el diestro de La Rioja es hacerlo de la vida misma. Todo, con suma templanza. Encadenando las palabras con ritmo, con pausas llenas de sutileza, pero que envuelven su discurso. Consciente de su momento y de su mala racha en los sorteos, sabe que la faena de Azpeitia va mas allá. ‘No cabe duda que tiene que salir un toro que te alimente el alma. Sobre todo, a estas alturas, para crear una tranquilidad y una paz interior. Al final, pone un poco todo en su sitio. La gente que pueden tener dudas, al final, se disipan. La típica frase de que todas las aguas vuelven a su cauce’.

Hablando del toreo, surge un tema de análisis profundo: reducir las embestidas y la preparación del toro. Le preguntamos, ¿cómo puede afectar eso? ‘Al mover tanto a los toros, se preparan muy bien físicamente, pero, en algunos momentos de la lidia, abusan de ese poder. Sobre todo, cuando uno quiere reducir las embestidas con la cintura, las muñecas o la colocación. Se hace difícil el llevar la embestida de un toro a tu gusto. Digamos sin mostrar un poderío demasiado evidente. En esa forma de interpretar el toreo, más de reducir en la línea curva, se hace complicado’, analiza Diego Urdiales.

El mes de agosto de Diego Urdiales se caracteriza por el debut como matador de toros en una plaza como la de El Puerto de Santa María y la ausencia, por segundo año consecutivo, de Bilbao‘Lo que siento en esa plaza, con esa afición, es muy especial y lo he podido conseguir durante muchas tardes. El no estar no es agradable, pero, por otro lado, tengo la tranquilidad interior reforzada. Defiendo algo que he conseguido delante toro’, sostiene el matador de toros de La Rioja. De momento, la primera parada será la de El Puerto de Santa María. La primera, después de la faena de Urdiales al toro de Ana Romero en Azpeitia.



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