Ferrera, Luque y Juan de Castilla, apoteósica tarde en Manizales
La terna se reparte diez orejas de una gran corrida de Juan Bernardo Caicedo
Manizales vivió una tarde para el recuerdo. Ferrera, Luque y Juan de Castilla sembraron la apoteosis en la ciudad del Café. Diez orejas y una gran corrida de Juan Bernardo Caicedo. Las pasiones desbordadas. Tarde rotunda de Daniel Luque y Juan de Castilla que pasean cuatro orejas, mientras que Antonio Ferrera protagoniza una lidia total en una faena sin guion establecido.
Una apoteosis formó Daniel Luque en el segundo, un toro noble, al que el sevillano aprovechó en una gran faena. El de Gerena mostró toda su dimensión, sacando lucimiento de cada embestida, llevando al toro totalmente embebido. Hubo muletazos de mucho temple y línea curva. Remató su actuación con unas luquecinas y una gran estocada que tuvo un efecto rápido. Paseó las dos orejas.
Otro buen ejemplar fue el quinto, al que Luque cuajó a la verónica, por chicuelinas y gaoneras con el percal. Poco a poco fue alargando las embestidas del astado con exquisito temple en una faena que siempre fue a más. Tuvo rotundidad el trasteo, siempre al servicio del toreo. Tras una gran estocada, paseó otras dos orejas.
Juan de Castilla respondió a Daniel Luque con una gran faena al tercero, un astado que, a pesar de ser protestado de salida por su poca presencia, se vino arriba en la muleta y embistió con clase. Una faena muy ligada y de mano baja, llevando larga y con hondura la embestida. Remató su faena con una serie por manoletinas con las dos rodillas en tierra. Tras una estocada, paseó las dos orejas.
Otras dos orejas cortó Juan de Castilla tras una faena extraordinaria de principio a fin al sexto, otro toro destacado. El colombiano toreó con exquisito temple y mano baja las embestidas del astado. Completa tarde de Castilla que remató una tarde histórica con una gran estocada.
No se quedó atrás Antonio Ferrera en el cuarto, otro toro de gran juego y bravura de Juan Bernardo Caicedo. Con cuatro largas de rodillas lo recibió el extremeño, para proseguir a la verónica y por chicuelinas. Se subió a la cabalgadura Ferrera para protagonizar una lidia completa y terminó cuajando un gran tercio de banderillas que puso a todos los tendidos en pie. Con el público totalmente entregado a la causa, comenzó de rodillas una faena sin guion establecido. Varios naturales mirando al tendido, molinetes… Tras una estocada, paseó las dos orejas, mientras que el toro fue premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre.
Abrió plaza un toro de Juan Bernardo Caicedo que aunque mostró condiciones en un inicio, terminó buscando los terrenos de las tablas sin humillar. Antonio Ferrera obró una faena inteligente, siempre buscando la altura precisa en sus trazos, así como la inercia del toro. Destacaron varias series al natural. Tras un pinchazo y una estocada, saludó una ovación.
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