A pesar del benévolo y cariñoso comportamiento de la afición zaragozana, este día en concreto y en toda su carrera, el diestro madrileño no la considerada merecedora de una despedida en sus ruedos.
El Juli se pega un batacazo en su encerrona
Plaza de Zaragoza. Corrida
Goyesca. Lleno. Toros
de GARCIGRANDE, CUVILLO, LOS
MAÑOS, PUERTO DE SAN LORENZO y dos sobreros de EL PILAR , en conjunto una escalera
desde lo impresentable hasta el buey del Puerto; poca casta y mucha movilidad
fue la tónica.
EL JULI ,
de negro e hilo blanco. Estocada corta y trasera (una oreja). Cinco pinchazos y
estocada. Un aviso (silencio). Estocada. Un aviso (una oreja). Estocada
desprendida (silencio). Dos pinchazos y cuatro descabellos. Un aviso (saludos
con protestas). Estocada (ovación al abandonar la plaza)
¿A cuento de qué venía esta encerrona de El Juli?. Un
interrogante que las malas pero bien informadas lenguas atribuyen sin dudarlo a
los 240.000 eurazos que llevó. De esta forma no tenía que compartir presupuesto
con otros dos compañeros. Lo cierto es que al final se ha llevado un pastón a
cambio de un serio batacazo.
La encerrona, de goyesco, ha estado muy mal planteada, con una
escalera de toros en los que había desde un zambombo del Puerto hasta una
sardina de Los Maños. Para más recochineo el toro que se anunciaba de
Alcurrucén, el de sus apoderados, ni siquiera se desembarcó por sus
impresentables pitones. Y es que estas encerronas o se preparan al milímetro o
están condenadas al fracaso.
Sí, sin rodeos, El Juli se la ha pegado en esta encerrona en
Zaragoza, su plaza insignia. Y ante un público entregado y bondadoso que le ha
pasado por alto las docenas de trallazos, su picardía de meterse en el cuello
para marear en redondos. O en el momento en el que tuvo un resquicio de puerta
grande, en el quinto, de Garcigrande, un manso en el que hubo más trampa que
toreo del bueno.
En el sexto, con la tarde vencida, quiso vender un gesto de
valor ante un pobre animal moribundo. Pero ya no había nada que hacer, el
batacazo estaba servido. Mató los seis toros y eso sirve para un aprobado
raspado, pero en la entraña de su gesto no hubo otra calificación que un sonado
hostión.
·
Fuente: Marca. Toros- Carlos Ilián
·
Zaragoza
El El gesto hacía mucho que ya se había convertido en un atragantón. Toda la tarde a trancas y barrancas. Una gran ovación despidió a El Juli cuando marchaba a pie. Una sensación de amargura y derrota flotaba en el ambiente como un fantasma.
Fuente: El Mundo
El Juli se trajo seis animales para un gesto que, ni fue gesta, ni fue nada. La presentación de la mayoría dejó mucho que desear. Sólo un par de ellos mereció pisar el ruedo misericorde.
F Fuente: Heraldo de Aragón
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