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viernes, 19 de julio de 2024

Don Ángel Peralta y la suerte de la rosa


 "En mi desvelo, vislumbré que un jinete con un caballo alado correteaba por las inmensas llanuras y, revoloteando por las orillas del Guadalquivir, llegó hasta mi casa el mismo día de mi nacimiento; aquel jinete era el alma de un centauro, y se encarnó en mi cuerpo". Ángel Peralta siempre supo, con su sabiduría de jinete, que había sido tocado por aquel ser mitológico que le dio nombre: el Centauro de las Marismas.



La suerte de la rosa: "un día desde la barrera de la plaza de toros de Sevilla, una bella mujer, asustada por la embestida violenta de la res, quiso hacerme el quite, arrojándole al toro una rosa al ruedo...Yo paré mi caballo, bajé de él, cogí la rosa, partí una banderilla, la até a ella, e inspirado por aquella belleza, le dije: "Para que no se me asusten / en la plaza las hermosas, / a los toros, las heridas / se las cubriré de rosas". 

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