— ¡Altramuces! ¡Abanicos! ¡Naranjas! ¡El programa de la corrida! ¡La lista grande!
Alcahuetas
y cesantes, pícaros y bohemios, ciegos y lisiados, con donaires y lástimas, dan
tientos a bolsa ajena. El gentío de a pie, con el sol en la espalda, sube hacia
la plaza esparcido por las dos aceras. Endrina y garbosa, ondula la gitana
prometiendo venturas. Sobre un penco trota el picador, amarillo jinete, con el
azul monosabio a la grupa. Un ciego pregona el romance del Horroroso Crimen de
Solana. En la imperial de los ómnibus, chungas y algarabías, calañeses y
peinetas de teja, bastoneo y pataleo, luces morenas. El mayoral arrea el tiro
de mulas. Bailan borlones y cascabeles. Restalla la fusta. Avinados berridos
blasfemos. En torno de la plaza tumulto de ruedas y caballos. Humo de
fritangas:
— ¡Agua,
azucarillos, aguardiente! ¡El programa de la corrida! ¡Agua, azucarillos,
aguardiente! ¡Claveles! ¡Claveles! ¡Claveles! ¡Patitas de bailaor, déjame una
mota!
Moscas
y polvareda. Negrea el tendido en las entradas de la plaza. Disputas
taurómacas. Impacientes empellones.
— ¡Naranjas! ¡Naranjas! ¡Fresa!
¡Fresquita!... ¡De la Fuente del Berro! ¡Aleluyas de don Perlimplín! ¡Risa para
un año! ¡El programa de la corrida! ¡El horroroso crimen de la Solana!
Ramón María del Valle-Inclán. Viva mi dueño, 1928
Imagen: A los toros, c. 1928. Otto Wunderlich (1886-1975)
De Valle recomiendo vivamente La lámpara maravillosa.
ResponderEliminarPD : una foto muy guapa
salut
Cuanto siento que este blog ya no trate de literatura porque tu recomendación es sublime, pero ya me he entregado a la molicie y el hedonismo (más todavía) en espera solo de la guerra nuclear y la publicación de la última novela de Santiago Posteguillo el día 5 de abril, si llegamos vivos, cosa que no tengo muy clara.
EliminarSalut.
Me encanta Don Ramón María y sus bohemios
ResponderEliminarUno de los grandes.
EliminarQué poco se leen a los clásicos. Incluso la literatura va por modas. Una pena.
ResponderEliminarSAludos.
Ya lo creo, tu comentario me hace abrir el libro de Italo Calvino "Por qué leer a los clásicos", y hay una frase de su 'corolario' que es una preciosa definición que nos acerca a la idea del libro total como lo soñaba Mallarmé, nos dice Calvino: "LLámase clásico a un libro que se configura como equivalente del universo, a semejanza de los antiguos talismanes".
EliminarSaludos.