Aarón Palacio, elegante y valiente, cautiva en Arles
Corta una oreja y pierde las dos del quinto por la espada tras una obra redonda con capote y muleta
Aaron Palacio ha sido el nombre propio de la mañana en Arles, donde ha cortado una oreja y ha tenido en la mano las dos del quinto al que ha pinchado. Una mañana cautivadora del aragonés, que puso sobre el tapete de Arles las cartas de su tauromaquia: compromiso, variedad, valor, elegancia, sentido del temple y pureza. Una actuación prometedora. Se ha lidiado una deslucida novillada de Fernay que no llego a romper y que tuvo más genio que casta y que la faltó clase. Una oreja cortó el francés Juan Molas por una entonada y firme actuación frente al duro primero, mientras que ‘El Mene’ perdió un trofeo del sexto por marrar con el acero.
Se rajó el segundo, un novillo de buenas hechuras que tuvo nobleza pero manifiesta intención de huir. Acertó Aarón Palacio a sujetarlo y ha meterle en la muleta con un toreo reposado, templado y de un toreo rico en prestancia. Por delante, había recibido a su oponente con Faroles Invertidos. Actuación muy torera y de mucho sabor, cortando una oreja.
Aarón Palacio entendió bien la embestida del quinto que tuvo buena condición y al que corrió la mano con gusto, temple y elegancia. Faena ajustada, apretándose con su oponente. Dos pinchazos previos al espadazo final dejaron sin trofeos la obra del de Zaragoza. Aún así se pidió la oreja no concedida por el Presidente. Ovación para el novillo. Vuelta al ruedo tras dos avisos.
Oreja para Juan Molas del primero de Fernay, un novillo con movilidad y genio, un novillo que no ha regalado nada, con una embestida dura y aviesa. Valiente Molas que apostó en una faena de mucho corazón y riesgo en la que fue volteado. Aseguró la oreja con una buena estocada. Poco lucido fue también el cuarto de Fernay, que embistió descompuesto y con la cara alta, frente al que Juan Molas no se aburrió en un trasteo largo y de firme planta. Silencio.
Se prestó también el último de Fernay, que tuvo nobleza y buen estilo. Lo aprovechó ‘El Mene’ en una faena eminentemente templada y de buen trazo. Entregado ‘El Mene’ con su oponente. El fallo con el acero sepultó su buena actuación. Deslucido y brusco fue el tercero, que no dio opciones a ‘El Mene’, que hizo una esfuerzo para manejarlo con soltura y suficiencia. Acto sin historia a pesar del tesón del novillero aragonés. Silencio.
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