Daniel Luque toca el cielo toreando en Sevilla (Crónica de la 2ª de la Feria de Abril)
El de Gerena pasea dos orejas de un importante toro de El Parralejo, premiado con la vuelta al ruedo
Antonio Ordóñez aseguraba que se hablaba mucho de cuajar un toro. Pero que solo eran unos pocos los que de verdad se cuajaban a lo largo de la vida de un torero. Pues bien, Daniel Luque cuajó en Sevilla uno de los toros de toda su vida. Tocar el cielo toreando. Hilvanar la embestida no solo a la muleta, sino a las yemas de los dedos, fundiéndose en un mismo cuerpo. ¡Qué grande es el toreo! ¡Y qué fácil parece lo extraordinario! Una excelencia casi perfecta fue la actuación del sevillano de principio a fin. De capote a muleta. Un total despliegue de un torero que merece entrar en los mejores carteles de las mejores ferias, pues poco gozan del momento actual de Daniel Luque. Fue esta faena que pasará a los anales de la historia con un importante toro -premiado con la vuelta al ruedo- de El Parralejo, dentro de un conjunto desigual de hechuras, con algún toro justo de trapío y con el denominador común de la falta de raza y de fuerzas, a la que se unió la mala fortuna en numerosos volantines. Buena carta de presentación como matador de toros de Francisco de Manuel que solo el acero le impidió pasear una oreja del tercero, mientras que Miguel Ángel Perera pasó por Sevilla inédito.
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