Logroño sucumbe al arte de Pablo Aguado y Juan Ortega
Firme Roca Rey con el lote más complicado de la corrida de Fuente Ymbro
La plaza de toros de Logroño sucumbió a la exquisitez sevillana de Pablo Aguado y Juan Ortega en la última de la feria. Una obra cumbre de Aguado, en la que la inspiración y la torería se apoderaron de La Ribera pese a que el presidente le negara la segunda oreja pedida de forma unánime por los tendidos. Aunque no saliera en hombros, el público salió de la plaza hablando de la faena de Pablo Aguado, que es lo importante. Ortega templó las embestidas de un toro con clase de Fuente Ymbro y dejó pasajes de bella factura por los dos pitones, paseando una oreja, mientras que en el cuarto poco pudo hacer con un animal manso y desrazado. A Roca Rey le tocó bailar con el lote más complejo y de menos opciones de la corrida. Sin embargo, el peruano dejó dos actuaciones firmes – sin librarse de una voltereta ante su primero – que reafirmaron su estatus de figura frente a las dificultades.
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